CICLO DE FORMACIÓN “APOSTOLADO EN STREAMING”

 

HOY TOCA… “HABLAN NUESTROS HERMANOS”


ANTONIO ROLDÁN SANTOS “PARAISO”, HERMANO COSTALERO


-¿Cuándo y cómo empiezas a formar parte de nuestra Hermandad?


Mis comienzos en la Hermandad son desde que era muy pequeño por una devoción y tradición familiar, mi padre (Q.E.P.D.) perteneció a la primera cuadrilla de costaleros hortelanos que tuvo el paso de la Virgen de los Dolores y esto siempre me marcó muchísimo, también crecí viendo a mi tío Pepe Campillo (Q.E.P.D.) muy vinculado a la Hermandad, trabajando siempre en la priostía y vinculado a varios mandatos de hermanos mayores. Toda esta experiencia principalmente por mi padre y mi tío hicieron que poco a poco me fuera vinculando a nuestra Hermandad.


-¿Qué te hace permanecer en ella tantos años después?

La devoción tan grande que le tengo al Cristo del Amor y a la Virgen de los Dolores. Esa devoción a nuestros Titulares se ve siempre influida y magnificada por las relaciones con los hermanos, personas que solo nos hemos conocido por una devoción, es precisamente la devoción, la que hace crear lazos humanos y eso para mi es lo que hace grande a mi Hermandad, por eso sigo vinculado a ella.


-¿De qué forma colaboras en la misma? 

Desde muy pequeño soy hermano de la Hermandad, gracias también a la devoción que me transmitió mi padre, he sido costalero en los últimos 25 años tanto en el paso de la Virgen de los Dolores como en el paso del Cristo del Amor, también he formado parte de la junta de gobierno que presidió José Antonio Martín (Q.E.P.D.) y posteriormente en la de Alfonso Sánchez, perteneciendo en ambas al grupo de Eventos y además en todo aquello en lo que me ha requerido mi Hermandad.


-¿Cuál es el momento más especial que has vivido en ella?

Han sido muchos los momentos especiales que he podido vivir en la Hermandad, pero destaco con mucho cariño el homenaje que hizo la Hermandad a la primera cuadrilla de costaleros hortelanos en el que se dieron cita muchos de ellos vivos, pero ya mayores y otros incluso que aun no estando por su fallecimiento sus familias estuvieron presentes. La alegría que percibí y la cara de satisfacción por ver como su Hermandad contaba con ellos, fue digna de vivir. El culmen fue el regalo que los hortelanos hicieron a la Señora de los Dolores con un llamador en cuyo interior va un relicario que contiene un trocito de todas las huertas visueñas (su tierra) y que, con orgullo, como hortelano que soy, veo cada año en el paso de nuestra Señora. Además, este acto hizo que familias hortelanas que quizás por el tiempo pasado se habían alejado de la Hermandad, ahora veo que están presentes en muchos actos y cultos de la Hermandad. Las hermandades no deben olvidar nunca de dónde vienen y el pasado siempre debe ser un patrimonio que debe cuidar y mimar con cariño, respeto y amor. Cada uno de los que pertenecemos a la Hermandad o hemos pertenecido siempre tienen y deben tener su sitio.


-¿Nos cuentas alguna anécdota que hayas vivido siendo costalero y que recuerdas con especial alegría?

Las anécdotas en estos 25 años han sido muchas, en mis inicios había menos costaleros que en la actualidad, con alturas muy desiguales y eso hacía que durante muchos años los pasos pesaban una barbaridad, el tránsito por la calle Real se convertía en una pesadilla, pero a nadie se le pasaba por la cabeza decir “para el año que viene no vengo”, sabias que eso era para ti, la devoción a la Señora y a la Hermandad estaban muy por encima de cualquier trabajo técnico aunque estuvieras durante la semana siguiente reventado. Durante el mandato de Alfonso Sánchez como hermano mayor, hubo cambios en las cuadrillas de costaleros y eso me dio la oportunidad de participar durante la estación de penitencia en los dos pasos, ya que yo había quedado en la mediana de alturas “la bacalaera” y me dio la oportunidad de disfrutar de “chicotá” que siempre quedarán en la retina, como por ejemplo en la calle Real con la marcha fúnebre de Chopin.


- ¿Tienes algún deseo o ilusión que te gustaría cumplir dentro de nuestra Hermandad?

Me gustaría que la Hermandad siguiera creciendo no solo en patrimonio, si no que crezca en personas y en lazos humanos, me gustaría ver siempre unos cultos abarrotado de hermanos, me gustaría ver la estación de penitencia con la participación de más hermanos con el hábito y por supuesto rezo por un centenario grande y que esta maldita pandemia finalice por el bien de todos y que la Virgen de los Dolores y el Cristo del Amor, me den salud para poder seguir participando de mi Hermandad y seguir realizando muchas estaciones de penitencia.


-Desde el punto de vista del costal, ¿de qué manera vives el Viernes Santo?

Los Viernes Santos para mí son días muy intensos y nerviosos, no disfruto quizás como debería, es tan grande para mí, que mi estado emocional y sentimental cambia, hasta que la cofradía no ha salido y hemos hecho más de la mitad del recorrido, no empiezo a tranquilizarme. Es estar constantemente acordándome del Cristo y de la Virgen y rezando para que todo salga bien. Me acuerdo de todos los que me rodean, de los que faltan, de mi familia... En fin, es un cúmulo de sentimientos muy grande.


 

-Háblanos acerca de tus devociones, ¿Te han ayudado estas a acercarte a Dios?

Particularmente yo me acerco a Dios a través de la devoción que le tengo al Señor y a la Virgen, es mi manera y mi forma de rezarle a Dios, seguramente si no perteneciera a la Hermandad, no estaría tan cerca de Él.


-¿Cómo vives tu fe en el día a día y qué significado tiene para ti?

Personalmente, yo me acuerdo y rezo a Dios a diario, trato de buscar siempre el momento, el día siempre es largo... Y es precisamente la devoción a nuestros Titulares, los que me hacen rezar, al igual que en la anterior pregunta, si no tuviera esa devoción, seguramente me acordaría menos de rezar, el acordarme a diario de nuestras Imágenes, son las que me arrastran a rezar.



-Por último, ¿Qué consejo le darías a los hermanos que se encuentran más alejados de la vida cristiana y de la vida de Hermandad?

Por la propia experiencia que tengo y por todo lo que me ha dado la Hermandad, aconsejo a los hermanos a disfrutar de ella y a echar buenos ratos. Al fin y al cabo, esos ratos son los que te hacen crecer con las personas, esos ratos después son los que te arrastran a ir a los cultos, a los ensayos de costaleros, a todos los almuerzos y la vida de Hermandad siembra devoción, al igual que un día me la transmitió mi padre y mi tío, soy responsable de transmitir también mi fe y devoción.


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