"Lumen fidei", primera Encíclica del Papa Francisco

El pasado mes de julio vio la luz la primera Carta Encíclica del Papa Francisco, si bien el texto lo había dejado prácticamente terminado Benedicto XVI. Escrita con motivo del Año de la Fe, probablemente su mayor aportación es que muestra en toda su grandeza el sentido cristiano de creer, a menudo desdibujado incluso entre los católicos. Esto sucede en un clima cultural que mira el cristianismo con suspicacia, cuando no con abierta hostilidad. "La fe ha acabado por ser asociada a la oscuridad", y se le ha querido confinar "allí donde la luz de la razón no pudiera llegar", como "una luz subjetiva, capaz quizá de enardecer el corazón, de dar consuelo privado, pero que no se puede proponer a los demás como luz objetiva y común para alumbrar el camino", es el lamento que puede leerse al comienzo del texto. "Por tanto, es urgente recuperar el carácter luminoso propio de la fe", su "capacidad de iluminar toda la existencia del hombre"; guiar su existencia terrena a partir del encuentro con Jesucristo, que "no es solo Aquel en quien creemos", sino también la Persona "con quien creemos", porque, en definitiva, la fe consiste en "ser habitado por Otro", en permitir que Cristo ensanche nuestra vida, y en empezar a ver la realidad con "los ojos de Jesús, sus sentimientos, su condición filial...". "¡Cuántos beneficios ha aportado la mirada de la fe a la ciudad de los hombres!", exclama el Papa. Por el contrario, "cuando la fe se apaga, se corre el riesgo de que los fundamentos de la vida se debiliten con ella... Si hiciésemos desaparecer la fe en Dios de nuestras ciudades, se debilitaría la confianza entre nosotros, pues quedaríamos unidos solo por el miedo, y la estabilidad estaría comprometida".

Pueden acceder al texto completo de la Encíclica a través del siguiente enlace:



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