Ha fallecido D. Manuel Roldán, "Manolo el campanero", Hermano Ejemplar de esta Cofradía.


Ayer domingo entregaba su último aliento, antes de volver con el padre, nuestro muy querido Manolo Roldán. Será recordado por todos en El Viso, de eso no cabe la menor duda.
En su momento se tratará sobre su figura, tanto en el Boletín como en este blog. Pero por ahora exponemos una bonita reflexión de despedida que, en nombre de la Hermandad, le dedica N/H Aurelio Bonilla Jiménez. Dice así:


- Maestro, ¿quién pecó, para que este naciera ciego? ¿El, o sus padres?.
- ni él, ni sus padres. Nació así para que se vieran en él las obras de Dios".
(San Juan 9,1)


Tu querida Hermandad de los Dolores, se quiere despedir de ti, Manolo, hermano ejemplar, con esta adaptación de un relato que me llegó de manos de un Angel, que, por gracia de Dios, pasó un día por mi casa.

Estaba Dios en el cielo mirando como actuaban los hombres en la tierra. Reinaba la desolación entre ellos.
- Más de cinco mil millones de seres humanos no son suficientes aún para alcanzar la magnificencia divina del amor!. (Suspiró el señor)
El padre vio a tantos hermanos en guerra; tantos amigos, familiares y esposos que no superaban sus afrentas; tantos ricos indiferentes hacia los pobres; tantos enfermos y mayores abandonados; tanta gente esclava de tantas cosas. Que un buen día reunió un ejército de ángeles y les dijo:
- ¿Veis a estos hermanos? ¡Necesitan ayuda! Tendréis que bajar vosotros a la tierra.
- ¿Nosotros?. (dijeron los ángeles ilusionados y asustados a la vez, pero llenos de fe)
- Si, vosotros sois los indicados, nadie más podría cumplir esta tarea.
¡Escuchad!, cuando creé al hombre, lo hice a imagen y semejanza mía, pero con talentos especiales para cada uno. Permití diferencias entre ellos, para que juntos formasen el reino en toda su diversidad. Así lo planeé. Unos tendrían el don de saber generar riquezas, para con ellas amparar a los menos afortunados y pobres; otros gozarían de fuerza y salud, para poder cuidar de los más débiles y enfermos; unos tendrían el don de la sabiduría, y otros el de la sencillez, para procurar entre ellos sentimientos de amor, admiración y respeto; unos pondrían el carácter y el tesón, y otros la paciencia y la templanza, pero entre todos aunarían las condiciones necesarias para hacer progresar a la humanidad.
En fin, mis planes deben cumplirse para que el hombre goce, ya en la tierra, de la felicidad eterna. Y para hacerlo realidad, vosotros bajareis con ellos.

- ¿De que se trata?. (Preguntaron inquietos los ángeles)
Entonces el señor explicó su deber:
- Como los hombres han olvidado que los hice distintos para que se complementasen unos a otros, y así formasen el cuerpo de mi hijo amado; como parece que no se dan cuenta de que los quiero diferentes. Para lograr la perfección, bajareis vosotros con francas distinciones.
Y dio a cada uno su tarea:
- Tú tendrás una memoria y una capacidad sensorial excelentes: serás ciego; tú serás elocuente con tu cuerpo y muy creativo para expresarte: serás sordomudo; tú tendrás pensamientos profundos y escribirás libros y poemas: tendrás parálisis cerebral; a ti te daré el don del amor y la felicidad de los niños: tendrás Síndrome Down; tú vivirás en la tierra, pero tu mente se mantendrá en el cielo, preferirás escuchar mi voz a la de los hombres: tendrás autismo;... tras otros muchos ángeles, llegado al último, le dijo:
- Tú Manolo, serás la personificación de la alegría. Te envío a un pueblo que te necesita enormemente. Te costará hacerte entender con palabras, pero todos te entenderán cuando prediques con tu vida, con la sencillez de tu alma, con tu infinito cariño, con tu eterna sonrisa, con tu constancia, con tus repiques de campanas, con tu dedicación, con tu devoción, con tu fidelidad, con tu prudencia, con tu silencio, y con tus lágrimas. Ayudaras a salvar mi cuerpo en un desgraciado trance, y conocerás momentos de tinieblas entre mis hijos; pero antes de tu vuelta conmigo ya verás los frutos de un esfuerzo, que ellos te sabrán reconocer generosamente.

Cada ángel llegó al vientre de una madre para hacerse niño. Al nacer, fueron recibidos con profundo dolor, causando miedo y angustia. Algunos padres rehusaron la tarea; otros la asumieron enojados; otros se echaron culpas hasta disolver su matrimonio y otros muchos, lloraron con amor y aceptaron su deber, en un derroche de generosidad heroica. Pero como los ángeles conocen bien su misión y sus virtudes son: la fe, la esperanza y la caridad, además de otras, todas gobernadas por el amor. Ellos han sabido perdonar, y con paciencia pasan la vida iluminando a todo aquél que los ha querido amar.

Hoy, siguen bajando a la tierra ángeles con espíritus superiores en cuerpos limitados, y seguirán llegando mientras haya humanidad. Puede que Dios quiera, que estén entre nosotros para darnos la ocasión de trabajar por ellos; pero también y sobre todo, para darnos la bendita oportunidad de aprender de ellos. Y ese es el homenaje perfecto a Manolo, pues no hay mejor forma de honrar la memoria de un santo, que seguir su ejemplo. Gracias Manolo. Gracias por siempre a ti. Gracias a Dios por ti.

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